La Paz

PAZ significa UNION (en términos bíblico-teológicos paz es unión con Dios). DES-UNION es separación. El problema fundamental del hombre es su SEPARACIÓN DE DIOS. El pecado de desobediencia del hombre (Adán-Eva) obligó a Dios a separarlo del PARAISO (la presencia y gloria de Dios): “Echó, pues, fuera al hombre…” (Génesis 3: 23-24). Ahí está el problema: el hombre quedó fuera de Dios por su pecado de desobediencia. Se acabó la unión. Se acabó la paz. Por esa separación, entró en el hombre un vacío y una desesperación que lo ha llevado a buscar la paz por muchas vías: filosofías, ideologías, religiones, sistemas políticos, entre otras muchas que el mundo (la cultura) ofrece. Estas ofertas del mundo cultural han producido un mayor vacío y una mayor angustia en el hombre. Por esta razón, Cristo dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” (Juan 14: 27). ¿Y cuál es la paz que da Cristo? ¿Cómo es esa paz? El Apóstol Pablo usaba personajes de la mitología griega como recurso didáctico para enseñar verdades espirituales. EIRENE o IRENE era la diosa griega que traía la paz cuando las guerras y las luchas políticas estaban en situaciones extremas. Era una especie de inspiración para negociar la reconciliación, mediante el diálogo, para traer la paz política y social. En la mitología romana el equivalente de EIRENE es la diosa PAX. Con este recurso como referente, Pablo enseña que Cristo por medio de su sacrificio hizo JUSTICIA en la cruz, trajo la reconciliación del hombre con Dios y nos dio la paz (Romanos 5: 1). El profeta Isaías había anunciado que sin justicia no hay paz: “Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre” (Is. 32: 17-18). Melquisedec es tipo de Cristo porque es Rey de justicia y Rey de paz (Hebreos 7: 1-2). La paz está en el cristiano como expresión del fruto del Espíritu (Gálatas 5: 22). Cuando el impío o incrédulo se arrepienta de su pecado heredado de Adán-Eva y acepte a Cristo como su redentor y salvador, entonces tendrá paz (Isaías 55: 7-8) y se unirá nuevamente a Dios, regresará al Paraíso (Lucas 23: 41- 43), a la presencia gloriosa de Dios donde estaba Adán antes de pecar. Shalom eleijem: la paz sea contigo.

Francisco ACEVEDO. Maturín, Venezuela. Noviembre 2016.